El estado de derecho contempla la huelga de trabajadores pero cuando ésta atenta contra los derechos de otros pierde toda reivindicación al atacar a la ciudadania. Las huelga salvaje con vandalismo incluido se limita a destrozar, coaccionar y alcanzar sus fines mediante una fuerza bruta que por intolerable habría que atajar de raiz, algo politicamente incorrecto que desgraciadamente nunca se hace porque de ser así otro gallo cantaría.
Desde hace diez dias Madrid nada en la inmundicia: papeleras arrancadas, bolsas esparcidas, contenedores abrasados, coches reducidos a ceniza y porquería por todas, amén de la imagen tercermundista e irrecuperable de cara al turismo que la visita.
Mi solidaridad en este caso con Madrid se extiende a todas las ciudades de nuestra pobre España porque ninguna está a salvo de estos cafres, no hace mucho nosotros mismos la sufrimos en un hospital.
Huelgas si, la situación del pais las requiere pero de manera educada, masiva y silenciosa respetando los derechos de todos. La unión callada obraria milagros en las calles pero la sociedad desgraciadamente anda inmersa en otros menesteres.
Yo que pago mis impuestos religiosamente y cumplo a rajatabla con los deberes ciudadanos reivindico el derecho más que ganado de no pagar los platos rotos de nadie. Me encantaria que el peso de la ley cayera sobre tanto indeseable que nos agrede, que ilusa habia olvidado que la justicia en este pais se fue de vacaciones para no volver en largo tiempo esperemos que regrese renovada y con fuerza que buena falta nos hace.
Lástima de pais.
viernes, 15 de noviembre de 2013
Y CON HOY VAN DIEZ.
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