Mi indignación de hoy versa sobre el patriotismo de pacotilla que sentimos por España los españoles.
Es una triste realidad ver que solo Nadal, Alonso o la Selección de futbol consiguen nuestra unión como país. Que la bandera sea hortera y el himno sin letra irrisorio durante todo el año, hasta que el deporte entra en escena y la competición nos vuelve más españoles que nunca. Solo entonces sentimos como nación y tratamos nuestros simbolos con el honor que merecen. La bandera de España ya no es hortera y ondea en balcones y ventanas con orgullo, el rojo y amarillo adorna los cuellos y pinta las caras y el himno nacional además de emocionar eriza la piel. Pero éste españolismo a conveniencia que siente el noventa por ciento de la gente es veleta e indignante para todos los que sentimos España a diario y en cualquier circunstancia aún siendo adversa y no necesitamos balones, coches ni raquetas para honrarla y quererla siempre. El "yo soy español, español, español" es nuestra canción con deporte o sin él porque queriendo a España nunca se pierde.
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